Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo…
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo…
-Señor padre Dios te pido por las almas
del mundo entero – Repetía en voz baja la pequeña Violeta tomada de la mano de
su madre.
***
Es Semana Santa. En el reloj da las seis
empunto de la tarde y el Señor Jesús sale en procesión junto con San Juan y la
Madre María. Este mismo día el alma y la
vida de una de las vecinas San Predranas se desprenden de su cuerpo. Los
vecinos van a rezar a la casa de la difunta.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
-Dale Señor el descanso eterno – Decía la
madre de Violeta.
-Y brille para ella la luz perpetua –
Repetían todos.
***
Señor te pido… – Violeta dejó de rezar porque a lo lejos de la
plazuela San Pedro, sobre el techo marrón de una casa; comenzó a brillar una
luz blanca, casi divina, en forma circular.
Ella dejó de sujetar la mano de su madre.
Y siendo las dos de la mañana, sin temor se dirigió hasta la plazuela. Al ver
la luz de cerca se quedó maravillada por
la intensidad de su brillo.
Hasta que aquella forma circular comenzó
a moverse, dirigiéndose hasta la huerta de una casa que está a lado de la
Iglesia San Pedro. Donde se puede ver una ventana de un cuarto de la Iglesia en el que se guarda el cuerpo del
Señor del Santo Sepulcro. La luz se
quedó iluminando aquella ventana unos segundos para después pasar a iluminar
toda la Iglesia por su interior.
“Es la Virgen de los Dolores que viene a verlo
a su hijo “dijo la madre de Violeta mencionando que cada vez que sale en
procesión la virgen viene a verlo.
***
A lo
largo de su vida, antes y después de su acercamiento a Dios, el Señor se ha
manifestado de muchas formas. Violeta, recuerda que en su niñez, junto a su hermana
Marta, vieron pasar al “Judío errante”.
-
Nosotras tendríamos diez años, nos
encontrábamos en la plazuela, cuando era las once de mañana, fuimos a la
iglesia, nos sentamos a observar al Señor del Sepulcro, cuando de pronto vimos
a un hombre alto, fornido, de piel clara, vestido de terno, él no parecía de
aquí. Las ancianitas que estaban ahí decían “el Judío errante, es el Judío
errante”. El hombre entró, se acercó al Señor y le dijo “miles de años te he
buscado y vengo a encontrarte aquí”, y se fue. Nosotras muy curiosas fuimos
inmediatamente tras de él, pero desapareció. Era él, el “Judío errante”. Aquel
hombre que les negó posada a José y María cuando Jesús iba a nacer, y José le
dijo “Por miles de años andas buscando posada en todo el mundo”. Cuenta
Violeta.
***
Violeta Villanueva Ortiz, hoy con 67 años
ha pasado muchas pruebas de fe que Dios le ha puesto. Y no se arrepiente de
servir al Santísimo porque “El Señor es grande y él todo lo puede” menciona.
Además comenta que es un milagro o un
deseo de Dios haberla encontrado en la tienda de su hermana, porque ella no iba
a ir a verla pero algo hizo que deseará ir a visitarla.
Con lágrimas que intenta secar
rápidamente de sus mejillas indica que su fe y la Virgen María la salvaron de
la muerte. Con la voz quebrada por el
dolor del recuerdo, menciona que hace dieciocho años faltando pocos días para la Semana Santa en un
sueño La Madre del Calvario se le
apareció y le dijo “Anda hazte ver y
vienes”.
-Ahí mismo me fui a ver a mi hermana y
nos fuimos al ginecólogo – dice Violeta secando algunas lágrimas que se
quedaban en su mejilla.
El doctor al revisarla le dijo que no
tenía nada pero que por si acaso le sacarían el papanicolau.
A los dos días Violeta se fue a recibir
los resultados en compañía de su hermana.
-
Usted
tiene displasia severa – le dijo el doctor
-
¿Qué es
eso? – dijo Violeta cayendo al suelo del susto.
-
Es inicio
de cáncer – le explicó el doctor
“Eso es lo que la Madre me había avisado”
menciona Violeta con sus ojos brillosos.
Al año ella viajo a Lima a realizarse una
histerectomía completa. En esa operación llevó la imagen del Señor del Santo
Sepulcro y de La Madre del Calvario.
-
Doctor
puede ponerlo estas dos fotos del Señor del Santo Sepulcro y de La Madre del
Calvario – Le pidió Violeta al doctor antes de iniciar la operación.
-
Muy bien
señora cajamarquina – Le dijo el doctor
Al finalizar la operación, cuando Violeta
despertó le contaron que durante toda la operación ella rezaba y hablaba.
Ella menciona que en aquella operación
había soñado que les decía a sus amistades
“ahí pasa el Señor del Santo Sepulcro”, que lo veía sentado en una nube
que rodeaba su cuerpo en el quirófano.
***
Violeta ya va 38 años de servicio a la
Hermandad del Señor del Santo Sepulcro en la Iglesia de San Pedro y prefiere
servir a Dios antes que caer en una vida profana.
Después de un tiempo formó el comité de
La Madre del Calvario y desde entonces ella ayuda a la preparación de la
festividad de la Madre Santísima. La cambia rezando y sujetando sus manos.
-
A veces
la Madre esta pálida y otros días esta chaposa cuando voy a cambiarla- Menciona
Violeta
Además recalcar que cambiarla no es fácil
porque ella no se deja cambiar por cualquier persona y cuando está así solo hay
que decirle al oído “Madre déjese cambiar, no nos haga sufrir” menciona
Violeta.
-
Cuando
sale en procesión se ve bellísima, sale toda chaposa como si estuviera contenta
que la sacaran – dice Violeta con una sonrisa
“Yo estaré ayudando en San Pedro hasta que Dios me lo permita” indica Violeta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario